Año tras año se da cita el festejo del año nuevo chino en el barrio de esa comunidad en Buenos Aires. allí fuimos a explorar el arte y la cultura asiática.
En una tarde de calor agobiante, con 35º de temperatura, un número importante de personas se reunieron en las cercanías de las Barrancas de Belgrano, para disfrutar de los festejos. Particularmente hacía poco más de un año que no pasaba por allí y cuando llegué encontré el lugar transformado radicalmente para facilitar la circulación del tránsito y de la gente. La estación del tren, ahora elevada unos 15 metros, y los bares desaparecidos, me intimidaron pero no tuve más que aceptarlo.
Llegó Marcos y empezamos el video sin guión ni nada hablado previamente. Entramos al local de la esquina y empezó todo. Un poco de ironía, humor y agudeza para describir lo que veíamos. Estos negocios tienen algo de universal, la Biblia junto a un calefón tienen su correlato con los Budas en el mismo estante que los Minions.
Como dije, no era mi primer “Año nuevo chino en el barrio chino” lo que me permitió apreciar algunas sutilezas en contrapunto con el pasado. Es cierto, antes todo era más caótico, un poco sucio como en cualquier carnaval, con aromas a comida, dificultades para caminar por el viejo adoquinado y veredas deformadas por las raíces de los árboles; pero ¿qué es un festejo popular sin esas cosas? Hoy el Barrio chino no es así, el gobierno de la ciudad transformó el lugar embaldosando lo que se le puso adelante, desalojando a los puestos ambulantes de comida; y poniendo a los dragones en un escenario allá a los lejos bajo la estación “futurista”. Ya no más dragones andando por la calle, recorriendo los locales para derramar sus efluvios de fortuna, asombro y alegría; ni ancianos practicando acupuntura en la vereda, ya no.
¿Dónde se puede conocer más sobre una cultura milenaria si no es en su barrio y a través de sus festejos? El único lugar que me dio la impresión de compartir su cultura fue la asociación Taiwanesa de Argentina, que se puede ver en el video. Esta decepción compartida con Marcos, él la expresa perfectamente bien cuando dice ” Uno viene con ideas espirituales o poéticas sobre China, y luego lo que encuentra es un conglomerado de propuestas comerciales o lúdicas, que tal vez no resultan inspiradoras…” (minuto 8′:38”)
Pero al parecer habría razones más que suficientes para no demostrar mucho entusiasmo ni sacar a relucir los misterios que permanecen vivos tras la muralla; el chino de mi barrio contó que no había ánimos para festejos con tantos negocios que cerraron en los últimos tiempos.
Sin embargo, chino querido, sería un error abortar o minimizar estas manifestaciones socio antropológicas, que se han inventado para atraer esperanzas y aires renovadores, así como los ciclos vitales de la naturaleza.
Creo que somos varios los que compartimos la necesidad de conocer las tradiciones de la otredad inmigrante, sea oriental, andina o africana, como medio para comprender mejor a estos nuevos argentinos.
Aníbal A. Rodríguez, es Licenciado en Gestión del Arte y la Cultura por la Universidad de Tres de febrero, UNTREF (Buenos Aires, Argentina)
Artista digital como Aníbal Pees Labory, egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano (Bs, Aires), Diseñador gráfico y audiovisual.
Fundador y director de “HUMUS” y “CUIDATE CULTURA”.