Las artes como cualquier otra actividad cultural, tuvieron épocas que reunieron las condiciones necesarias para desarrollarse o desaparecer; esas condiciones que pueden ser políticas, sociales, económicas, etc. a su vez han condicionado la producción de entonces.
Estos períodos abundan en nuestra historia, desde la conquista española hasta la actualidad, sin embargo nos centraremos en la segunda mitad del siglo XX porque es el antecedente más cercano a nuestro presente y de alguna manera será más fácil la comprensión de estos procesos para entender los movimientos actuales.
Terminada la 2da guerra mundial, comienza un período de reacomodamiento político en donde dos bloques claramente diferenciados, EEUU y La Unión Soviética, pujan por fidelizar y expandirse ideológicamente por todo el planeta.En Argentina, entre 1960 y 1970, se dieron ciertas condiciones que fueron configurando una década de acercamiento a EEUU, acompañado de cierto desarrollo económico a cambio de ceder a la presión de los países centrales por monopolizar el mercado y la cultura. La Alianza para el progreso[1] fue el medio para ponerlo en práctica y entre otras cosas, la cultura se usaría como una poderosa herramienta de penetración ideológica.Desde el estado argentino se promocionó, con bajas de impuestos y facilidades de crédito, el ingreso de inversión de capital y la instalación de industrias trasnacionales, las que produjeron un cambio importante en lo tecnológico y en el uso de nuevos materiales. Hubo aumento del mercado interno, de las importaciones y el empleo.
El aumento del nivel de vida del sector medio produjo un cambio importante en los hábitos de consumo. Las revistas semanales y la televisión crecieron exponencialmente junto con la publicidad. Se produjeron nuevas necesidades en la industria, no solo técnicas sino también en el campo de lo simbólico. Para cubrir esa necesidad se crearon nuevas carreras universitarias vinculadas a las ciencias sociales.En lo referido a cultura, las industrias norteamericanas desembarcaron acompañadas de programas filantrópicos de promoción cultural.
Para auspiciar el consumo de bienes era necesario crear la necesidad y enseñar a usarlos en una sociedad arraigada a las tradiciones, usos y costumbres que no correspondían a las nuevas tendencias en este lado de la cortina de hierro[2]
La estrategia de polarizar las opciones en “tradición o modernismo” se usó para oponer sociedades rurales con sociedades modernas como justificación teórica para tomar a EEUU como modelo de consumo. Las más destacadas de esas empresas en Argentina fueron la Fundación Ford y la fundación Rockefeller que en el campo de las artes introdujeron dispositivos como las bienales, la crítica especializada y las becas de estudio en EEUU.Mientras la consagración del arte tradicionalmente había sido a través de los premios nacionales, la crítica en los diarios conservadores y el circuito de galerías de arte, con la irrupción de las empresas en ese campo, la masividad se empezó a transformar en factor consagratorio.
Las empresas recurrieron a las estrategias de marketing y publicidad que conocían y desembarcaron en los medios masivos de comunicación no solo con costosas producciones publicitarias sino también con temporadas completas de programas (“La familia Falcon”, “La cabalgata deportiva Gillette”,”Teatro Palmolive del aire”, etc. ) Se produjo una presencia del arte en los medios como nunca antes. El arte salió de las instituciones tradicionales y se instaló en la televisión, en la radio, y en las noticias, principalmente en las revistas semanales.La novedad por entonces fueron los “centros de experimentación” creados por las empresas, donde ponían a disposición de los artistas los nuevos materiales que producían. Es el caso de los esmaltes sintéticos, el telgopor, las telas sintéticas, los nuevos pigmentos textiles y demás elementos que inmediatamente se transformaban en obras expuestas, y crónica periodística.
Próxima publicación: “El Instituto Torcuato Di Tella”
(i) Téc. en Gestión Cultural, UNTREF, artista plástico, diseñador multimedia; Fundador de “Cuidate Cultura” .
[1] A fin de evitar que el resto de América Latina siguiera el ejemplo de la revolución cubana, John F. Kennedy propuso en 1961 un programa de ayuda económica y social para la región. Denominado Alianza para el Progreso, éste se propuso mejorar las condiciones sanitarias, ampliar el acceso a la educación y la vivienda, controlar la inflación e incrementar la productividad agrícola mediante la reforma agraria. De llevar a cabo su implementación, los países recibirían un aporte económico desde los Estados Unidos, aporte que finalmente no se hizo efectivo. En la Conferencia de Punta del Este (1961), el programa fue aceptado por todos los países de la Organización de Estados Americanos (OEA), con excepción de Cuba.
[2] Cortina de hierro es un término histórico que hace referencia a la frontera política, ideológica, y en algunos casos también físicos, entre la Europa Occidental y Europa Oriental, tras la Segunda Guerra Mundial.
Aníbal A. Rodríguez, es Técnico en Gestión cultural UNTREF (Buenos Aires, Argentina)
Artista digital como Aníbal Pees Labory, egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano (Bs, Aires), Diseñador gráfico y audiovisual.
Fundador y director de “HUMUS” y “CUIDATE CULTURA”.