A los argentinos nos cuesta mucho, en este nuevo contexto, cambiar nuestras costumbres sociales más arraigadas en torno a la familia y las amistades. La cuarentena nos quitó el abrazo, el beso, la palmada, el mate… Sin embargo le encontramos solución: el abrazo se convirtió en choque de codos, el beso de mejillas en beso arrojado al aire y la ronda de mate compartido en mate individual. Esto último tan cuestionado desde siempre, tiene su origen en épocas en que las enfermedades no viajaban en cuestión de horas y siguió en tiempos en que los del sur estuvimos alejados de los viajes internacionales por los altos costos.
La sonrisa, la risa, la alegría de encontrarnos, el ¿qué hacés boludo? preexiste virtualmente en las videoconferencias entre amigos a pesar de la cuarentena.
Hoy no tenemos fútbol, ni festivales de música donde dar rienda suelta a nuestras pasiones; ni plazas públicas ni lagos donde navegar. Ni teatro, ni cine ni el café en el bar; la birra en barra o el mate mientras estamos en la plaza.
Sacar al perro a la vereda es una buena oportunidad para cruzar a algún vecino y saludar a la distancia. Allí no hubo cambios… el “Chau Rodolfo!” de vereda a vereda o a 20 metros sigue en la punta de la garganta.
Vemos las noticias del mundo y esperamos lo peor.
No sabemos cómo saldremos de esto. Pero tampoco supimos cómo tolerar dictaduras, hiperinflaciones, goleadas en mundiales de fútbol o ver como arriaban nuestra bandera en las Islas Malvinas…
Es el momento de pensar en nuestros héroes nacionales, los que nos hicieron libres y nos inspiran.
Hoy es el momento de esperar en la trinchera, al enemigo silencioso.
Disfruta de series Amazon Originals por ARS 219/mes, Click ahora.