La inminente problemática de las bandas “Under” II

Mal momento en Salón Pueyrredón

FORMACIÓN DE LA BANDA

Si nos imaginamos la participación como músicos en una banda, es factible aprender a discernir dos circunstancias a encarar y afrontar. No es lo mismo la inserción en una banda ya existente que la formación de una banda propia.

La primera circunstancia suele ser, muchas veces, algo muy similar a buscar cualquier trabajo en relación de dependencia; te podés encontrar con varios factores y elementos desconocidos tales como los músicos, la zona, la sala de ensayo o el estudio, los tiempos, el método de trabajo la manera de relacionarse, etc. Por supuesto, todo eso resulta desconocido hasta que vas entrando en confianza con las personas y el ambiente. A partir de ese momento logres adaptarte y sentirte cómodo, como en tu casa o como en tus círculos sociales ya conocidos. O puede pasar lo contrario, quizás sientas que no es lo tuyo, que no hay onda ni afinidad con el grupo humano o con lo que ellos hacen.

A menudo influyen en esto la mecánica de trabajo y la manera de relacionarse entre sí, que antes mencionamos. Si la banda ya está formada, los que mandan son ellos, los miembros ya establecidos, o simplemente su líder, figura protagonista al frente que en general suele ser el vocalista o un guitarrista. Asimismo, esa persona o la banda en su unión deciden si te toman o no.

Si se manejan democráticamente, suelen ir a votación. Y existe la posibilidad de que el resultado sea negativo pero no necesariamente sea porque tu desempeño no haya sido suficiente, sino porque es probable que tu estilo o toque no sea lo que ellos busquen. Puede pasar que exijan un mayor nivel, mejor instrumento o voz, o simplemente no te consideren adecuado para la función pensada para la banda.

Ellos van a decir qué hacer, qué tocar, cómo tocarlo y como posicionarse en el rumbo de la actividad. Si tenés la suerte o mérito de que te tomen, vas a tener que esforzarte por satisfacer sus necesidades musicales, artísticas y estéticas. Tal vez te concedan un mínimo de permiso para aportar algo de tu personalidad. En cambio, si no estás a gusto vos mismo o no cumplís con sus requisitos, tenés reservado tu derecho a abandonar al proyecto.

En fin, estas situaciones hay que vivirlas. Son inevitables en la carrera del músico. Por lo tanto, es conveniente tener en claro el rol o posición a ocupar, adquirir tu propia seguridad en ello y poner el pecho con buena actitud y voluntad para entregarse a la pasión del arte en conjunto o a la experimentación fallida. Recordemos que si hay intento no hay fracaso.

La segunda circunstancia consiste en tomar la iniciativa, de parte de uno mismo, de juntar y convocar a otros músicos para llevar a cabo un proyecto musical. Puede ser considerado como banda o como solista con una idea clara del sonido deseado. Ambos casos tratan de proyectos propios, en donde tenés la oportunidad de elegir con quiénes hacer música, cómo hacerla, qué recursos utilizar, hacia dónde apuntar, qué estética emplear y qué vínculos generar.

La conformación de una banda puede nacer de la idea de una persona, de dos o de más. Pueden unirse músicos conocidos entre sí, de confianza, así como integrar a músicos nuevos, por conocer. Los fundadores y pioneros del proyecto podrían declararse como dueños del mismo, pero para mí una banda es lo que es, tal cual lo dice la palabra. Es un grupo humano, la imagen de un hacer colectivo , y debe funcionar como tal, cooperando mancomunadamente. Hay que aprovechar la puesta en confianza con los demás para decidir, intercambiar y compartir los gustos artísticos.

 Como dije hace un tiempo en la introducción de este tema, en una nota anterior, no apoyo demasiado los proyectos catalogados como solistas, porque la figura que encabeza suele reclutar y utilizar a los músicos para un fin casi netamente personal y particular. En principio, planea y decide las cuestiones él mismo, independientemente de si les pague o no a los músicos. No obstante, reconozco que en muchos casos el solista toma la actitud de profundizar sus lazos con sus “súbditos” y les da una dosis de libertad  para poder aportar su propia impronta, dentro de ciertos parámetros pactados. Si esto sucede, aunque la presentación anuncie a la figura solista, existe una importante unión que consolida a todo aquel staff como banda. Efectivamente llega a serlo, ya que todos participan aportando un granito de arena para la creación y armado de la composición, en lugar de obedecer a rajatabla órdenes terminantes e indiscutibles del solista.

Para cerrar el presente capítulo, digo que para ser parte de una banda, ya sea en carácter de inserción, formación o tocar para un solista, lo mejor es pensar el propio rol, evaluar el alrededor y fomentar el diálogo, la sinceridad y el acuerdo mutuo en base a intereses y metas. Solo así puede sostenerse un proyecto a través de los años.
A continuación, algunos consejos útiles que espero sean de utilidad.

Nicolás Bergaglio
Nicolás Bergaglio
Nicolás Bergaglio
Nicolás Bergaglio

Nicolás Bergaglio, es estudiante de la licenciatura de Música en la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF).
Es músico y compositor. Participó como músico invitado de numerosas bandas de Tres de Febrero y proyectos de música contemporánea.
Colabora en los ciclos de música contemporánea de la UNTREF como músico y compositor.


Algunos consejos para proyectos musicales por A. Rodríguez, Tec. en Gestión Cultural
Todo proyecto cultural, como es el caso de las bandas de música, under y no tanto, deben saber que estarán bajo las reglas de la industria cultural. Comprender esto no es poco porque les ayudará a enfocar y defender mejor lo que hagan. No te enojes conmigo, pero la palabra industria implica un enfoque comercial en lo que hagas y te ayudará a comprender la lógica de la industria discográfica.

Supongamos que te ponés a fabricar una cerveza artesanal; te sale buena, la consume mucha gente y empezás a crecer…
Con la industria cultural sucede lo mismo; hay que estar atento a la recepción del público porque ese es el indicador para saber dónde estás parado; si vale la pena seguir adelante o cambiar la fórmula, incluso si es tiempo de empezar a registrar derechos de autor o implementar algún método para que todo sea más claro PARA TODOS, porque la informalidad suele ser el punto de ruptura de cualquier proyecto colectivo.

Luego de varios meses de ensayar y delinear el estilo, llega el momento de empezar a formalizar el proyecto. Me cansé de ver proyectos y artistas en diferentes disciplinas que con la bandera de la informalidad, la ponderación de lo expresivo y bla ble bli, terminan minando sus carreras.
En un punto determinado en el tiempo, hay que empezar a disciplinarse en todo, principalmente con los ensayos y fijar una fecha límite para tener un mínimo de temas a punto.

Siguiendo el ejemplo de la cerveza, definiste el estilo haciendo mil pruebas, bueno, ahora la tienen que probar los que saben. Armás el ritual de presentación, pensaste la etiqueta, e invitaste a los que más conocen de birra porque esos te van a decir qué está bien y que cambiarían. La banda es lo mismo. Armá una presentación privada solo para los otros músicos, la gente que escucha mucho, los que comparten tu misma cultura, etc. TODOS SON IMPORTANTES, tanto el músico como el dueño de bar, el de la radio comunitaria o el consagrado del barrio. Y TOMA NOTA de la opinión de todos. Eso te salva de enojarte con ese que no te da bola cuando se va de ritmo o desafina, y los pone a todos en el mismo nivel de examinación. Si el proyecto resiste a este primer chubasco, vamos bien. No solo se habrá puesto a prueba la calidad musical sino también el temple del grupo.

Pasando a la instancia en que te presentás en público, cuando vayas metiendo mucha gente y que no conozcas, empezá a pensar en formalizar más cosas, porque atraer gente es un indicador de valor artístico y esto recién se percibe después de 4 o 5 presentaciones cuando ya se cansaron de ir a verte tus parientes y entonces los que van, es porque tienen interés verdadero.
Honestamente, el interés del público es diverso y no siempre refiere a la calidad musical, si la gente la pasa bien, es suficiente para hacer una carrera dentro de la industria, ejemplos sobran.

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