La cultura, entre muchas definiciones, vendría a ser una biblioteca de recursos con los que enfrentamos el medio que habitamos. De esto se deduce que está directamente conectada con la historia de un espacio determinado.
Además del devenir temporal, hay cambios continuos de todo tipo: climático, económico, político, que con el tiempo irán sumando las estrategias más eficientes a esa librería de recursos que es la cultura.
La cultura no es un solo canal por donde fluyen los hechos con la misma intensidad, sino un conjunto de canales que se van expandiendo desde uno central y mutando según la topografía social de cada comunidad.
Como argentinos podría decirse que nuestro pasado es común en todo el mapa del territorio argentino, sin embargo los hechos que se produjeron a través de la historia no impactaron de igual manera en todos lados. Pongamos por ejemplo la inmigración europea del siglo XIX. Grupos que se instalaron mayoritariamente en los alrededores del puerto de Buenos Aires, de diferente procedencia y otros que han fundado pueblos enteros en el interior del país. Los primeros, influenciados por la convivencia con otras comunidades, los otros, manteniendo sus costumbres y tradiciones de origen. Luego de 50 años, cualquiera de estos inmigrantes si volviese a su país de origen, notará un gran cambio y esto se debe a que la cultura no es tradición sino que muta contínuamente con lo que pasa a su alrededor.
Y ¿qué hay de los argentinos que quieren emigrar? En estas épocas de crisis es bastante común emigrar hacia otros países donde la mayoría de las veces el choque cultural es grande: la comida, las convenciones sociales, el idioma, la aceptación del extranjero.
Navegando en la red encontramos este canal dedicado a ese choque cultural en clave de humor, que ilustra las diferencias entre latinos y asiáticos. Nuestra elección de este video no busca el enfrentamiento con japoneses sino ilustrar el contraste extremo entre algunos códigos latinos que muchas veces asumimos como universales.