Chenimara es “prompt artist” una categoría que surge de las prácticas artísticas con inteligencia artificial, que vieron la luz este 2023.
¿Cómo llegaste a esta especialidad?
Puede que genere polémica esta categoría, pero no arribé hoy al mundo del arte. Mis prácticas se remontan a mi niñez cuando tenía acceso a los materiales de dibujo de mi padre y su biblioteca de artistas de todas las épocas. Me pasaba horas mirando las láminas de todos ellos. Tendría tres años.
Mi padre, a pesar de ser artista, me prohibía usar sus cosas pero yo me las ingeniaba para salirme con la mía. Me causaban mucha curiosidad los libros, pinceles, cámaras fotográficas y ordenadores, con los que veía a mi padre trabajar.
Si tu padre era artista, habrás tomado lecciones con él.
Para nada. No me gustaba que me enseñara nada. Solo observarlo y apoderarme de sus cosas en su ausencia. Así nunca se enteró de mis dibujos que guardaba celosamente.
Pero años después empecé a interesarme por los medios audiovisuales, ingresé a la universidad y estudié un tiempo hasta que llegó la pandemia del Covid.
Es probable que recibas críticas sobre mi trabajo de los sectores más conservadores del arte, pero no me interesa. Quien más quien menos aplica tecnología a lo que hace y un PROMP ARTIST tiene la misma capacidad de reflexión y práctica que un artista de caballete, aunque con otros medios.
¿Trabajar con Inteligencia Artificial pone en riesgo tu estilo? porque es una herramienta que está al alcance de cualquiera.
La aparición de software de IA es muy reciente y el campo del arte aún lo está considerando si se trata de arte. Junto a la materialidad de la obra, el estilo es otro de los grandes interrogantes, pero para los usuarios de las nuevas generaciones que no cargamos con los prejuicios de generaciones pasadas, la IA es una herramienta interesante para cualquier artista. Luego, si la academia la aceptará o no, si los museos le abrirán las puertas es algo que no me preocupa actualmente. Ya ocurrió con la fotografía que tardaron 100 años en cederle un lugar. No pienso esperar tanto. Yo cumplo conmigo misma satisfaciendo mi curiosidad y me siento en la libertad de persistir o no en esto, no me pongo límites. Puede que mañana retome otras disciplinas pero estoy segura que esta experiencia habrá expandido mis límites.
Con respecto al estilo, depende de cada prompt artist, la secuencia de órdenes que pida ejecutar al software. Creo que la gran diferencia entre un artista “tradicional” y un prompt artist es que nuestro arte está en crear una secuencia de órdenes, ahí reside el estilo y no en lo formal como ocurrió hasta ahora.