El choque entre culturas es un tema que hemos abordado muchas veces en Cuidate Cultura y resulta de mucho impacto entre nuestros lectores, pero de lo que nunca hablamos fue del choque cultural con civilizaciones de otros planetas, tema que parece entrar tímidamente en agenda en tiempos de regreso a la luna y viajes a marte.
Sobre el tema se ha escrito mucha ficción, sin embargo algunos se lo están tomando en serio. Los que siguen con pasión el tema apuestan a la idea de que el contacto se ha dado en forma secreta desde 1947 con el famoso caso de Roswell, EEUU, en donde supuestamente una nave extraterrestre se estrelló y de ahí se recuperaron cuerpos y tecnología de otro mundo. Entre los entusiastas del contacto extraterrestre es común dar por sentado que a partir de ese momento los Estados Unidos han establecido un vínculo secreto con esas civilizaciones a cambio de tecnología exótica. El secretismo de esa relación se justificaría para disponer del monopolio del conocimiento y mantener así el status quo mundial, sin desestimar el riesgo de blanquear ese vínculado a cuestiones éticas, políticas y religiosas.
En la historia de la ciencia ficción se han expuesto todas las variantes, desde sistema feudal, colmenar, e incluso federal a escala galáctica; pero de lo que nunca se fantaseó es en qué forma un modelo de producción y gobierno alienígena podría influir en nosotros luego de contactar una civilización más avanzada.
Por lo pronto la Universidad de Saint Andrews, Escocia (1), se prepara elaborando un lenguaje que facilite la comunicación, ¿Tiene algún sentido? Esto podría ser inútil si recordamos al físico Stephen Hawking quien dio por sentado que cualquier civilización que nos contactara, sería más avanzada, dado que lo necesario para viajar entre planetas y a distancias astronómicas está muy lejos del conocimiento terrestre; por lo tanto cualquier civilización que estableciera contacto con los humanos en la actualidad sentaría relaciones peligrosamente asimétricas en todo sentido.
Alguna prueba tenemos con la experiencia de la fuerza naval de EEUU y los casos que desclasificó recientemente cuando sus aviones y radares detectaron y persiguieron “fenómenos aéreos no identificados” que realizaron maniobras y velocidades imposibles de repeler por como rompen las reglas de la física.
La detección y seguimiento de naves sobre cielos y mares aumenta día a día, mientras pensamos en la creación de un idioma universal para el contacto imaginado, nos preguntamos si será tan necesario como saber enfrentar la diversidad a escala universal mientras todavía nos resulta difícil aceptarla a escala social.
(1) Artículo de DW
Aníbal A. Rodríguez, es Licenciado en Gestión del Arte y la Cultura por la Universidad de Tres de febrero, UNTREF (Buenos Aires, Argentina)
Artista digital como Aníbal Pees Labory, egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano (Bs, Aires), Diseñador gráfico y audiovisual.
Fundador y director de “HUMUS” y “CUIDATE CULTURA”.
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