Artistas buenos, promociones malas. El secreto del fracaso.

público de teatro

El universo artístico es un lugar donde las mentes creativas dan rienda suelta a la imaginación, sin embargo, en este vasto dominio, un dilema persistente se alza: ¿Es apto el artista para descifrar las intrincadas redes de la promoción y la comunicación especialmente cuando se trata de su propia obra? 


La casuística

Los últimos tres casos que me han tocado asesorar, arrojan luz sobre esta cuestión. En cada uno de ellos, los artistas se hallaban al timón de sus propias estrategias de promoción, solo para encontrarse atrapados en las brumas de un fracaso no reconocido como tal. Esta tríada me puso en relieve un patrón repetitivo: la creencia de que su condición de artistas los ubica en un lugar de privilegio para conocer más que nadie al público.

Esta es una verdad a medias en la que quedan fuera indicadores relevantes que ayudan a la sintonía fina del diagnóstico.

“Nuestro público es 95% mujeres, entre 8 y 23 años”, “Nuestro público es mayoritariamente hombres”, “La sala se completa en las dos primeras funciones y luego cae al 2%” , fueron lecturas que se advirtieron con las primeras mediciones y no se tomó ninguna medida para equilibrar la tendencia. Como respuesta a estas lecturas, escuche decir “Algunos varones también vienen”; “Las mujeres ensayan menos”; “…siempre llenamos la sala”

Otra cuestión que he descubierto es cierto autoritarismo y abuso laboral, a conformidad del oprimido cautivado por la ilusión de conseguir algún privilegio o influencia dentro de la organización.  Este sistema de transacciones simbólicas dentro del ambiente artístico, se transformó en acciones tendientes a desacreditar o desinformar cualquier cosa que pusiera bajo la lupa el status quo. 

En dos oportunidades y en emprendimientos diferentes, mi equipo se atrasó por no recibir a tiempo las claves de acceso a los paneles de administración y luego por recibir videos y otras piezas de promoción en formatos inadecuados. En ambos casos el cliente puso a resguardo a su colaborador a pesar del evidente fallo que nos provocó.

Al igual que un diagnóstico médico erróneo conlleva un tratamiento inadecuado, la mentira y la ocultación de información son perjudiciales para el progreso de cualquier proyecto. Si a la realidad se interpone el velo de la propia subjetividad, todo hace pensar que existe la creencia entre algunos artistas, de poseer algún don que supera las toneladas de textos escritos sobre los artistas y su público.


Verdad o consecuencia

“Nuestro público es 95% mujeres, entre 8 y 23 años”.

El espacio cultural ubicado en Ciudadela (Buenos Aires) satisfacía la demanda femenina en un territorio con pequeños clubes barriales transformados en escuelas de fútbol, que, preocupados por el negocio de vender contratos a un club de la liga profesional, concentraban a todos los varones.

Las niñas solo encontraban actividades artísticas en ese espacio cultural. Sin embargo, el lanzamiento de su teatro con obras para adultos, no tuvo éxito y tampoco se invirtió en redes sociales y promociones para atraer al público adulto.


“Nuestro público es mayoritariamente hombres porque las mujeres ensayan menos”.

De esta forma el complejo de salas de ensayo, por su decoración, empleados, y campañas de comunicación no daba mucho lugar para lo femenino. En este lugar se sintió más el quite de colaboración y la negación del mal desempeño de algunos involucrados. Nuestra asociada especialista en redes sociales renunció a seguir con el cliente debido a su destrato.


“La sala se completa en las dos primeras funciones y luego cae al 2%”.

Antes de hacer esta lectura se nos dijo que la sala se completaba fácilmente y el teatro era muy valorado en el territorio. Sin embargo, pudimos constatar que el teatro no era concurrido por vecinos del barrio sino por parientes y amigos de los elencos y no había campañas de difusión a cargo de la sala y nunca recibimos el presupuesto prometido para campañas en redes sociales.

Aníbal A. Rodríguez, es Licenciado en Gestión del Arte y la Cultura por la Universidad de Tres de febrero, UNTREF (Buenos Aires, Argentina)
Artista digital como Aníbal Pees Labory, egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano (Bs, Aires), Diseñador gráfico y audiovisual.
Fundador y director de “HUMUS” y “CUIDATE CULTURA”.

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