En el vasto universo del marketing estratégico, una herramienta que ha demostrado su eficacia es la teoría de juegos, un concepto desarrollado por el matemático John von Neumann y el economista Oskar Morgenstern en su influyente obra “Theory of Games and Economic Behavior” (Teoría de Juegos y Comportamiento Económico), publicada en 1944.
Esta teoría ofrece un marco matemático para analizar las interacciones estratégicas entre agentes racionales, y su aplicación se extiende a campos tan diversos como la economía, la política, la biología y la informática.
Una de las parábolas más conocidas dentro de esta teoría es el dilema del prisionero, que ilustra un escenario de conflicto estratégico entre dos individuos. En este caso, dos ladrones detenidos enfrentan la disyuntiva de confesar o no confesar sus crímenes a la policía. Si ambos guardan silencio, reciben una condena moderada; si uno confiesa y el otro no, el delator sale libre mientras que su cómplice enfrenta una condena más severa; si ambos confiesan, se imponen condenas igualmente duras para ambos. La clave radica en prever las acciones del otro para tomar la decisión más favorable.
Este mismo principio se traslada al ámbito del marketing, donde el conocimiento y la información son los elementos clave para influir en el comportamiento del público. Imaginemos una situación similar al dilema del prisionero: un espectáculo que busca atraer espectadores. Aquellos que no están informados sobre el evento pueden decidir asistir o no, mientras que aquellos que reciben información detallada tienen más probabilidades de acudir.
Una forma tangible de esta dinámica se puede observar en una simple caminata por la avenida de los teatros. Una larga fila de personas esperando para entrar en un espectáculo no solo indica la popularidad de la obra, sino que también funciona como una señal de información para los transeúntes. Este fenómeno refleja cómo la percepción pública del éxito de un evento puede influir en la decisión de participar en él.
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Sin embargo, el dilema del prisionero también sugiere la posibilidad de colaboración entre individuos para maximizar los beneficios mutuos. En el contexto del marketing de espectáculos, esto podría traducirse en la creación de comunidades virtuales o físicas donde los aficionados compartan información y recomendaciones sobre eventos culturales. Democratizar el acceso a la información en una comunidad contribuye a una toma de decisiones más informada y, en última instancia, a una mayor participación en la vida cultural.
La teoría de juegos ofrece una perspectiva valiosa para comprender las complejas dinámicas de interacción entre productores y consumidores en el ámbito del marketing de eventos. Al anticipar las decisiones de otros actores y fomentar la colaboración dentro de la comunidad, es posible optimizar las estrategias de captación de audiencias y crear experiencias culturales más enriquecedoras para todos los involucrados.
Aníbal A. Rodríguez, es Licenciado en Gestión del Arte y la Cultura por la Universidad de Tres de febrero, UNTREF (Buenos Aires, Argentina)
Artista digital como Aníbal Pees Labory, egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano (Bs, Aires), Diseñador gráfico y audiovisual.
Fundador y director de “HUMUS” y “CUIDATE CULTURA”.